Soy un fotógrafo cubano establecido en Cádiz, Andalucía, donde vivo y trabajo desde hace quince años.

No me veo a mí mismo como un artista, sino más bien como un artesano que se vale de la luz, los cuerpos y el tiempo para moldear sus obras, y aunque mis herramientas son digitales, sigo creyendo que el mejor destino para una foto es el papel.

Estoy habituado a encontrarme con personas que no se sienten cómodas frente a una cámara y no es difícil para mí conseguir que se relajen en muy poco tiempo, que se impliquen y lleguen a disfrutar del proceso de hacer aflorar lo mejor de sí mismos

Me gustan las palabras, los libros, las conversaciones y el vino. Me gustan los paseos por la playa en invierno, y los paseos por las calles del casco antiguo de las ciudades en cualquier época del año. Me gustan los viajes. Me gustan los cines grandes con película de treinta y cinco milímetros, los zapatos cómodos, las cosas hechas a mano, todo lo que compuso Bach, los viejos blues y cualquier cosa que se le ocurriese cantar a Janis Joplin.

Me gustan las mujeres. Tengo dos. La segunda salió hace poco del vientre de la primera y, hoy por hoy, no hay nada más importante para mí que hacer cuanto esté a mi alcance para que, cuando crezca, sea el tipo de persona con quien uno quiere compartir libros, conversaciones, paseos y, por supuesto, una copa de vino.